mayo 26, 2006

ECOLOGIA ESPIRITUAL

"En vez de maldecir la oscuridad,
es preferible encender una vela".
CONFUCIO


ENTREVISTA CON MIGUEL GRINBERG


En 1980 el poeta y ecologista Miguel Grinberg iniciaba en Argentina una revista pionera sobre los temas de una nueva conciencia planetaria: Mutantia. La publicación llevaba como subtítulo “zona de lucidez implacable”. Poco después, impulsó durante cinco años la llamada Multiversidad de Buenos Aires, donde junto a una infinidad de colaboradores espontáneos (entre ellos sus amigos chilenos Rolando Toro y Francisco Varela), dictó cursos fundacionales de filosofía holística, eco-pedagogía y meditación tibetana. Desde entonces, ha publicado como autor y traductor más de treinta libros entre los que se distinguen dos estudios editados por Campo de Ideas (España) sobre la obra de Edgar Morin y Ken Wilber. En estos días ha procedido a la refundación de la Multiversidad y planea para el segundo semestre de 2006 la reaparición de su mítica revista. A su regreso de Brasil, donde expuso sus visiones geo-espirituales durante el X Congreso Holístico Internacional realizado en la ciudad paulista de Campinas, lo interrogamos sobre sus actuales perspectivas.

--Uno de tus campos de acción, según vemos en el programa del encuentro brasileño, es la “holodinámica del sexto sentido”. ¿En qué consiste?

Se trata de un programa de meditación integrada que diseñé condensando fuentes diversas de Oriente y Occidente, con la finalidad de estimular el potencial intuitivo del individuo. Utilizo para ellos estímulos sonoros que en primera instancia sedimentan el “ruido interno” que nos impone la vida actual, y luego –progresivamente– inducen un silencio íntimo donde emergen de modo natural poderes que el ser humano posee, pero que la educación moderna no se ocupa de estimular. No lo propongo como una labor devocional ni como un recurso terapéutico, sino como algo más trascendente, vinculado a nuestro papel evolutivo en el planeta Tierra. En estos momentos se está desplegando en el universo una energía de elevación suprema que no es patrimonio de religión alguna, mientras al mismo tiempo la aguda crisis climática que sacude al globo terrestre equivale a las convulsiones de un parto universal. Es hora de renacer a partir de una espiritualidad ecológica.

--¿Cuáles fueron las fuentes o las enseñanzas que te proyectaron hacia este camino?

Bueno, fueron muchas y muy variadas, hasta que un día se amalgamaron por su cuenta o por algún mandato superior, y me permitieron diseñar lo que hoy llamo desarrollo intuitivo. Todo comenzó hace bastantes años durante un retiro que efectué en un monasterio en Kentucky (Estados Unidos) por invitación del poeta y monje trapense Thomas Merton, que cita nuestro encuentro en su libro “Diario de un ermitaño”. Después, estudié Teoría de Sistemas en la universidad de Nueva York, orientado por el visionario John McHale, y así la ciencia me enseñó que no somos un envase de carne lleno de impulsos dispares sino células sutiles de un organismo infinito. Luego, fui iniciado en meditación tibetana en el Instituto Naropa de Colorado y finalmente estudié los principios del Nada Brahma hindú: “el sonido es Dios”. Adapté todo a nuestra idiosincrasia sudamericana, dado que no pertenezco a la tradición oriental, ni soporto el legado imperial grecorromano, y sobrellevo con mi mejor ánimo la cultura judeocristiana que recibí como herencia de familia.

--¿Qué objetivos te guían en una nueva etapa donde por lo visto resurgen contextos que ya experimentaste años atrás?

Trato ahora de seguir puliendo mi propio ser como un prisma cristalino en el contexto del pensamiento complejo que impulsa Morin y la psicología integral de Wilber. Hemos ingresado a un ciclo histórico de evolución consciente donde la tierra será considerada un santuario y donde cada cual irá descubriendo en sí mismo una infinidad de potenciales sagrados. Al mismo tiempo, seremos testigos (y espero que no seamos víctimas) de inmensas convulsiones terrestres. Trato de confluir con otros que de uno u otro modo recorren senderos análogos. Coopero con amigos que están formando una red de valles ecológicos libres de transgénicos en el Valle de Punilla y Traslasierra (Córdoba), y tal vez surja allí una eco-aldea autosuficiente. La nueva cultura brotará de un empalme inédito de la psicología, la física cuántica y la teología ecuménica. Oikos, el término griego que significa “morada”, no sólo dio origen a este término de visión universalista, sino también a la ecología y a la economía. Es hora de revitalizar el Génesis. Todos podemos ser Adán y Eva recreando en Paraíso, bajo cinco ópticas meditativas: reflexión, claridad, integración, metamorfosis y serenidad.