septiembre 21, 2009

El misterioso fotógrafo de las prostitutas de Nueva Orleáns



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En los años 60, fueron encontradas 89 imágenes de mujeres, que encerraban una gran historia de principios del siglo XX; un homenaje a los fotógrafos en su día

Por Paula Halperín
21 de septiembre 2009
De la redacción de lanacion.com
phalperin@lanacion.com.ar

En un viejo mueble, corroído y lleno de polvo, a mitad del siglo XX aparecieron 89 placas de vidrio con las impresiones en negativo de bellas mujeres, muchas de ellas desnudas. Eran damas de la vida, las amantes más solicitadas del pueblo de Storyville, el distrito rojo de Nueva Orleáns. Las fotos habían sido sacadas en 1912 por un tal E.J. Bellocq.

¿Quién era Bellocq? Hay más dudas que certezas, pero lo único que se puede afirmar es que su trabajo es sumamente llamativo: la delicadeza de los encuadres... lo que trasmiten las mujeres en cada imagen, que posan con una naturalidad que pocas modelos ofrendan a sus fotógrafos.

Las elucubraciones que sobrevinieron luego sobre el cómo y el por qué de las tomas fueron infinitas y, sin dudas, les agregaron a las fotos un halo de misterio que las volvieron definitivamente irresistibles. Por otra parte, pese a la temática, no se trata de imágenes esperables, cargadas de pornografía o de un erotismo vulgar.

El prestigioso fotógrafo argentino Juan Travnik, que se ha interesado especialmente en sus fotos dice: "Lo que he leído es que él pasaba un tiempo extenso dentro los prostíbulos, en especial en uno de ellos. Quizás por un período vivió o durmió allí. Esto estaría abonado por una cuestión que se da mucho en la fotografía en cuanto a la naturalidad de muchas imágenes". Y hasta quizá se pueda decir que las tomas son un tanto naïf. En todo caso, es eso lo que las vuelve sensuales y no el hecho de que las chicas estén desnudas. Sus poses tan cotidianas, sus gestos un tanto inocentes... Algunas parecen algo incómodas, mientras que otras se ven felices de estar allí frente a la cámara.

El erotismo surge de una forma espontánea y no parece haber sido buscado adrede por el autor. Juan Travnik lo explica de este modo: "Lo particular de estas imágenes, sacadas en un cabaret con mujeres de la noche, es que no transmiten ese clima festivo, nocturno..." En las fotos, las musas de Bellocq no están trabajando: unas juegan a las cartas, otras se disfrazan con sus mejores galas, alguna duerme. "Es la atmósfera que se vive durante el día en el prostíbulo, en las horas de desocupación, de espera. Algunas mujeres están vestidas como para ir a una reunión social. Yo creo que hay retratos que están hechos con el afán de embellecerlas".

¿Por qué?? ¿Eran sus amigas? ¿Tendrían un romance con el fotógrafo? ¿Cómo era Bellocq? Aunque hay versiones que afirman que se trataba un hombre buen mozo, la mayoría de ellas lo describe como un hombre de baja estatura, hidrocefálico, con una cabeza piramidal, un tanto huraño e introvertido, pero muy caballero y gentil con sus chicas.

"Si uno compara la fotografía de la muchacha reclinada en el sofá (es probablemente la más conocida) con una pintura como La Maja Desnuda de Goya, hay un detalle muy elocuente: la cadera está paralela a la película, entonces aparece bien ancha. Esto da una apariencia determinada al cuerpo de la mujer. Pero en ninguna pintura se usaba esta pose. Si estuviera rotada produciría una estilización". El atractivo de las modelos de Bellocq no tiene que ver con una belleza estereotipada, sino con la belleza del cuerpo femenino tal y como es. "Esa búsqueda es propia del trabajo de él", asegura Travnik.

Y hay más detalles interesantes. Algunas de las imágenes fueron rayadas intencionalmente. Desconcierta ver las caras de esas mujeres totalmente arruinadas. El motivo es otro verdadero enigma. Algunos dicen que probablemente fue porque Bellocq tenía un hermano religioso; otros, por un desengaño amoroso. En cambio, para Travnik simplemente era una actitud de protección hacia sus amigas.

En la película Pretty Baby, dirigida por Louis Malle en 1978, con Brooke Shields como protagonista, aparece Keith Carradine en el papel de Bellocq. Es una versión bastante libre sobre la vida de este personaje, pero no deja de ser un film interesante. En especial para meterse en el pintoresco contexto en el que debió haber vivido. Nueva Orleáns era un puerto internacional con una sociedad que se destacaba por la mezcla de razas: españoles, alemanes, italianos, franceses, indios americanos y, sobre todo, esclavos provenientes del continente africano. Los prostíbulos se aglutinaban en Storyville y allí, en esas guaridas en donde las razas se fusionaban entre whiskies y habanos, nacía el jazz.

Se hizo la luz

En 1958 el reconocido fotógrafo Lee Friedlander, fanático del jazz, había viajado a Nueva Orleans para visitar la galería de arte de su amigo Larry Borenstein. Además, iba a escuchar una banda musical de las tantas que se lucían por esos días en la ciudad.

Luego del concierto, bien tarde por la noche, Larry, que solía rodearse de "cosas raras y curiosidades", como decía su amigo, le mostró uno de los últimos tesoros que había adquirido: las placas de Bellocq. Estaban adentro de un antiguo mueble olvidado que su hermano vendió años después de su muerte. Las fotos deslumbraron a Friedlander, que había ido en busca de música y se llevó una sorpresa extra. El fotógrafo volvió a su ciudad con las fotos rondando en su cabeza.

Tiempo después, cuando estuvo de vuelta para escuchar jazz a orillas del mágico Misisipi, quiso volver a ver aquellos enigmáticos negativos. Algo tenía que hacer con ellos, por eso decidió comprarlos. Ya con las placas en mano comenzó una búsqueda no sólo para tratar de imprimirlas, ya que estaban en negativo, sino para buscar datos sobre su misterioso autor.

Logró reunir a Dan Leyrer, fotógrafo; Al Rose, escritor; Bill Russell, músico e historiador de jazz; Joe Sanarens, fotógrafo y ex intérprete de banjo; Johnny Wiggs, cornetista y Adele, una de sus chicas favoritas (quizá su amante, ya que la nombraba a menudo en sus conversaciones). La mayoría de ellos eran los únicos de los que todavía vivían, que habían conocido al protagonista de esta historia. La entrevista fue muy interesante (Se publicó en el libro Belloqc photographs from Storyville) y da cuenta de que había sido un buen fotógrafo comercial (de barcos), de que las fotos de las chicas las hizo para él (sin ningún objetivo lucrativo), de que era introvertido, de que siempre se comportó amablemente con ellas, de que tenía un marcado y muy particular acento francés y, sobre todo, de su extraña apariencia.

Por otra parte, cuando Friedlander intentó imprimir las fotos descubrió que había un inconveniente causado por la imparable máquina del tiempo: el método convencional no servía. "Como nunca había visto ninguna impresión realizada por el mismo Bellocq, me vi forzado a usar mi propio sentido estético en la materia", explicaría más tarde. Luego, se lanzó el catálogo que realizó junto al Museo de Arte Moderno de Nueva York. Todo un éxito.

Después de tantos años, Bellocq salió a la luz. Muchas miradas por fin se posaron sobre las musas de Storyville que habían quedado guardadas en un viejo mueble. ¿Quién era Bellocq, entonces? Quizá no importa cómo haya sido el verdadero, sino el que hoy podemos imaginar cada uno de los espectadores cuando nos deleitamos con su hermoso trabajo.

Antes de terminar, un dato más. En la charla Dan Leyrer describió cómo terminó sus días este personaje: "Creo que se retiró en 1938. La última vez que lo vi fue cuando la Eastman Kodak Company estaba en Canal Street. El se sentaba en una silla frente al negocio en donde había una heladera, y se quedaba dormido. En ese entonces ya era un hombre viejo y todos se reían de él. ¡Se lo veía tan gracioso! La gorra se le caía cuando se adormecía un poco. A la gente parecía gustarle, a los que manejaban el negocio. Pero luego, finalmente murió".


septiembre 18, 2009

Peligro: Los secretos de Facebook


Facebook se ha convertido en una mina de información para los 16 servicios que integran la comunidad de inteligencia de EE.UU.


12-09-2009 / Los 250 millones de usuarios son blancos indefensos de un escenario que los expertos en inteligencia califican como “el caso de espionaje más grande en la historia de la humanidad”. Con Facebook se ha logrado crear la red perfecta de espionaje global alimentada por sus propias víctimas

Por Walter Goobar
wgoobar@miradasalsur.com

Tienen que ser cuidadosos con lo que ponen en Facebook. Si uno sube información a Facebook saldrá luego en algún momento de sus vidas”, alertó esta semana a los adolescentes estadounidenses el presidente Barack Obama. El inquilino de la Casa Blanca, que es un cultor de las nuevas tecnologías y sitios como Facebook o Twitter como medio de comunicación, advirtió a los jóvenes que los empleadores están mirando cada vez más sitios tales como Facebook y MySpace para investigar a sus candidatos y que un 35 por ciento de los empleadores encuestados señalaron que encontraron contenido en los sitios que les influyó para rechazar a un candidato. Aunque Obama no lo diga, los 250 millones de usuarios de Facebook son blancos indefensos de un escenario que los expertos en inteligencia califican como “el caso de espionaje más grande en la historia de la humanidad”. Con Facebook se ha logrado crear la red perfecta de espionaje, ya que uno mismo la alimenta, sube fotografías, actualiza datos que en el futuro pueden ser usados en su contra.

Supuestamente, Facebook es una herramienta de comunicación que permite contactar viejos amigos, familiares y gente que comparte los mismos intereses. Pero también es una mina de información sobre los datos personales, gustos, hábitos de consumo, preferencias sexuales y políticas de sus usuarios para las grandes corporaciones y para los 16 servicios que integran la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, abocada con igual entusiasmo a la cacería del enemigo interno y externo.

Todo comienza cuando un mensaje de parte de algún amigo invita a inscribirse y a participar en Facebook. Lo que ese usuario no sabe es que todos sus datos van a parar directamente a los discos duros de las computadoras de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos que –con la excusa de prevenir atentados terroristas–, están presentes en el sitio. La CIA, el Pentágono y el Departamento de Defensa recolectan, analizan y guardan todo. Nada se les escapa: fotos, correos electrónicos, conversaciones, imágenes, música y cualquier otra información relevante. Con eso establecen perfiles psicopolíticos y cuadros de contactos de cada usuario.

La población de Facebook crece a razón de dos millones de personas por semana con lo cual la CIA está accediendo a una fenomenal base de datos que contiene las relaciones entre 90 millones de personas desde la escuela primaria y a lo largo de toda su vida.

Los datos personales –como el nombre de usuario, la clave de la casilla de correo, la lista de direcciones de mail– son capturados por Facebook que rastrea todos los movimientos de sus miembros en internet. El sistema Beacon de Facebook hace seguimientos de los usuarios y asociados, incluyendo a quienes nunca se registraron o a los que desactivaron sus vínculos. Ni siquiera se salvan los muertos: con la excusa de las honras fúnebres, la red mantiene durante un año la información de los fallecidos.

Desde diciembre de 2006, la CIA utiliza Facebook para reclutar nuevos agentes. “No es necesario obtener ningún tipo de permiso para poder incluirnos en la red social”, argumentan voceros de la central de espías que además es uno de los inversores de Facebook desde mucho antes que llegara a convertirse en una de las redes sociales más populares de internet.

El periodista británico Tom Hodgkinson reveló en el diario londinense The Guardian que la CIA es uno de los dueños de Facebook a través de la empresa In-Q-Tel que es un fondo de capital de riesgo de la CIA. Creado en 1999, su misión es “identificar y asociarse con compañías que estén desarrollando nuevas tecnologías para ayudar a proveer soluciones a la Agencia Central de Inteligencia.

La página web de In-Q-Tel es muy explícita: “En 1998, el Director de Inteligencia Central (DCI) identificó la tecnología como prioridad estratégica superior, directamente conectada a los avances de la Agencia en futuras tecnologías para mejorar sus misiones básicas de recolección y análisis. El liderazgo de la Dirección de Ciencia y Tecnología diseñó un plan radical para crear una nueva empresa que ayudaría a incrementar el acceso de la Agencia a la innovación del sector privado”.

Según el periodista británico, los vínculos del Facebook con la CIA también pasan por Jim Breyer, uno de los tres socios clave que invirtió en esa red social 12, 7 millones de dólares en abril de 2005, también asociado del fondo de capital Accel Partners, miembro de los directorios de gigantes como Wal-Mart y Marvel Entertainment y además ex presidente de National Venture Capital Association (Nvca). “La más reciente ronda de financiamiento de Facebook fue conducida por una compañía financiera llamada Greylock Venture Capital, que puso 27,5 millones de dólares”, escribió Hodgkinson. “Uno de los mayores socios de Greylock se llama Howard Cox, que es otro ex presidente del Nvca que también está en la junta directiva de In-Q-Tel.”.