julio 13, 2007

La juventud excluida es una bomba de tiempo



Indicadores de América latina denuncian grave vulnerabilidad de los jóvenes. Hay que articular sólidas políticas de Estado, ya no para prevenir riesgos, sino para incluir definitivamente.

por Bernardo Kliksberg ECONOMISTA. ASESOR PRINCIPAL DIRECCION DEL PNUD PARA AMERICA LATINA

Cuatro de cada 10 latinoamericanos son jóvenes. Son decisivos para la democracia, el progreso tecnológico, la competitividad y la calidad de la sociedad. Son la esperanza.

Hasta allí el discurso usual. En una América latina muy desigual las realidades son diferentes para muchos de ellos. Tienen problemas graves de supervivencia e inclusión.

Sin embargo, en lugar de políticas orgánicas de juventud, ha predominado la idea de que la juventud es una especie de estado transitorio y los esfuerzos efectuados configuran débiles políticas "cenicienta" con pocos recursos.

Algunos temas que requieren atención urgente:

En educación, falta mucho. Sólo el 34.5% termina el colegio secundario. En el 20% más pobre es el 12%. Sin secundaria completa no se puede conseguir empleo en la economía formal. Además el 80% de los hijos de padres que no completaron la primaria tampoco la finalizan.

La tasa de desocupación juvenil más que duplica la general. Sube asimismo la tasa de desaliento. El Nobel de Economía Robert Solow indica que contra lo que suponen los apologistas de la ortodoxia, cuando las personas intentan una y otra vez conseguir trabajo y no lo logran, no se produce un equilibrio entre oferta y demanda a salarios más bajos, sino que muchos se desalientan y se retiran del mercado de trabajo, para no sufrir más frustraciones.

Crece la exclusión. Más de 50 millones de jóvenes latinoamericanos están fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo. Su situación es explosiva. No tienen acceso a un primer empleo, Terminan en mucho casos generando grupos de parias en los márgenes de la sociedad. Ella suele repudiar su presencia, exigiendo que sean "disciplinados".

Muchos otros jóvenes desbordan la economía informal. Trabajan en empleos de baja productividad: vendedores ambulantes, cuentapropistas, empleadas domésticas. En el 2002, el 79% de los jóvenes de 15 a 29 años del 20% más pobre se desempeñaba allí.

Con mejoras, continúa el sesgo de género. Hay un 50% más de desempleo femenino, un 12% más de informalidad y una brecha de salarios a igual trabajo cercana al 30%.

La brecha digital es muy pronunciada. Según los datos de RITLA, a pesar del crecimiento de Internet los usuarios son en América latina y el Caribe sólo el 3,2%.

Trabajo infantil. Hay en la región 20 millones de niños menores de 14 años explotados laboralmente y 7 millones en las más degradantes tareas como la prostitución, la pornografía y el tráfico de drogas.

Inexplicables problemas nutricionales. América latina produce alimentos que permitirían satisfacer las necesidades del triple de su población actual. Sin embargo, 53 millones de personas carecen de alimentos suficientes, 7% de los niños menores de 5 años de edad tienen peso inferior al normal, 16% tienen baja talla para su edad (CEPAL, Programa de Alimentos 2007). En Guatemala son el 48%, en Nicaragua el 27%.

La condición de madre, con avances, sigue siendo riesgosa. Según los datos de la Organización Panamericana de la salud (2006), 91,3 madres mueren cada 100.000 nacimientos de niños vivos, casi 15 veces la tasa del Canadá (6,9).

La mortalidad infantil, con progresos, está debajo de las medias internacionales. 32 niños de cada 1.000 no llegan a cumplir los 5 años de edad, 10 veces la tasa de Suecia y 9 la de Noruega.

Es mínima la cobertura de apoyo psicológico a pesar de la situación de muy alto estrés en que viven amplios contingentes de población joven por su desinserción y exclusión.

La criminalidad juvenil crece. El total de homicidios cada 100.000 habitantes pasó de 12,5 en 1980, a 25,1 en el 2006. En algunos países, la principal causa de muerte de jóvenes es la violencia.

La existencia de una bomba de tiempo conformada por la juventud desocupada, sin esperanza, desinsertada del sistema educativo y en muchos casos con familias desestructuradas por la pobreza, crea vulnerabilidad. Existe en la región criminalidad organizada, bandas de drogas, secuestros, tráfico de personas, etc. a las que debe aplicarse todo el peso de la ley. Y también existe vulnerabilidad estructural que deja sin opciones a muchos jóvenes que se inician con delitos menores.

Las reacciones parecen en muchos casos haber agravado el cuadro. El refuerzo de las diversas formas de mano dura frente a la población joven no hace más que terminar de romper sus tenues vínculos con la sociedad. Un estudio de USAID (2006) en varios países centroamericanos encontró que la única relación de muchos de los jóvenes excluidos con el Estado era la Policía, y en su faz más represiva.



La mano dura aumentó la población carcelaria joven, pero no redujo las tasas de delito por no atacar sistemáticamente sus causas últimas. Se necesita más trabajo, más educación, más familia.

Urge priorizar el tema de la juventud, generar políticas sistemáticas y amplias concertaciones sociales. Deberán fortalecerse —como se ha estado haciendo recientemente en Argentina— las propuestas de educación para desertores escolares, asegurar por medio de un pacto con la empresa privada un primer empleo, mejorar la protección en salud, promover el voluntariado —en el que los jóvenes han demostrado gran interés— y trabajar especialmente con los excluidos.

No se trata sólo de prevenir, sino de algo mucho más amplio, de incluir, crear puentes. Hay buenas experiencias en el país y la región. Ha llegado el momento de convertirlas en políticas de Estado, desmontar la bomba de tiempo y dar oportunidades reales a los jóvenes latinoamericanos.

(Clarín, julio 11 de 2007)

julio 09, 2007

CENTRO CULTURAL ESTACION PROVINCIAL (La Plata)


Un pueblo bonaerense que creció junto a la estación
Los vecinos de Bavio no se resignan a que el tren se haya ido
Recordaron los 30 años sin ferrocarril


LA NACION Lunes 9 de julio de 2007 Publicado en la Edición impresa

LA PLATA.- Beatriz Belo subió la escalera de mármol de Carrara, en la antigua Estación Provincial de trenes, y entró en una habitación alta. El viejo piso de pinotea crujió bajo sus pies. Se sentó en una banqueta y revisó unas fotografías desparramadas sobre una mesa. Eligió una, en sepia, que mostraba una locomotora humeante. Otra, la de una pizarra que decía: "A partir del día 6 de julio próximo queda suprimido servicio de pasajeros entre La Plata y Avellaneda de nuestra línea. El jefe. 2/7/77".

Nunca más llegó un tren a esta estación donde había trabajado la mujer. Afuera, el pasto cubrió las vías. Adentro, la humedad descascaró las paredes y agujereó el techo. En la habitación donde estaba Beatriz -y vecinos y jóvenes que quieren recuperar el edificio y reclaman la vuelta del tren- el aire era frío y mojado.

Por eso, anteayer, el Centro Cultural Estación Provincial, que preside Beatriz, hizo una jornada para recordar los 30 años sin el ferrocarril. Hubo guiso y empanadas, una obra de teatro comunitario, charlas, una exhibición de esas fotos que ahora miraba Beatriz.

"El barrio creció alrededor de la estación. Por eso estamos acá, para recuperarla", dijo Martín Díaz, que nació en esta parte de la ciudad. Su padre fue jefe de la estación y su madre, Lidia Sampallo, la primera presidenta de la asociación vecinal. Martín explicó que el barrio se llama Meridiano V, porque el ferrocarril de trocha angosta provincial llegaba hasta el límite con La Pampa.

"Seguimos esperando la vuelta del tren. Es una utopía, pero también era una utopía el centro cultural, y aquí estamos", dijo Beatriz, que trabajó en la estación hasta el 28 de octubre de 1961. Ese día, el ferrocarril provincial prácticamente dejó de funcionar. Sólo quedó habilitado el ramal La Plata-Avellaneda, hasta que fue cerrado, hace 30 años.

"Mi abuelo había sido guarda. Mi padre empezó como mensajero y se jubiló como jefe de esta estación. El 28 de octubre de 1961, tuve que darle la mala noticia. Fue muy triste. Estuvimos 45 días en huelga, pero no pasó nada", contó la presidenta del Centro Cultural.

Luego recordó que un año después, los trabajadores ferroviarios que reclamaban el retorno del ferrocarril pusieron en marcha una formación. "Fueron hasta Mirapampa y volvieron. Lo llamaron el tren de la esperanza. Cuando el tren volvió, la estación estaba llena de gente", dijo Juan Montiel, uno de los jóvenes que integran la comisión directiva del Centro Cultural.

Y agregó Beatriz: "Vine con mi papá y mi mamá. Todos esperábamos que volvieran a funcionar todos los ramales, pero... El segundo cierre, el del 77, lo viví distinto. Ya no era lo mismo, ni el ferrocarril ni el barrio".

La agonía del barrio

Pedro Sfich nació en este barrio, el 26 de julio de 1945. "Fui guardabarrera y peón de estación. No acá, en San Francisco Solano, pero nunca me fui del barrio. Además, acá conozco a todos los ferroviarios. Sabés cómo caminaba la estación. ¿Ves allá, donde está toda esa porquería? -señala con el mentón hacia un terreno lleno de chatarra-. Bueno, ahí paraban los carros lecheros, que esperaban el tren de las ocho y cuarto", recordó Pedro. Hizo una pausa para subirse a la bicicleta. Dijo: "Para el otro lado estaban los talleres y a la vuelta, lo de una novia que yo tenía. Linda piba". Antes de irse, charló un rato con un vecino, Abel Gutiérrez.

Abel llegó al barrio hace 35 años, para estudiar bioquímica. "Todavía estaban los comercios. Había pensiones, bazares, zapaterías, un almacén de ramos generales... de a poco fueron cerrando", dijo. Y agregó: "El almacén estaba ahí enfrente, donde está Ciudad Vieja. Primero fue un almacén, después un bazar y después cerró. Ahora funciona el bar. Enfrente, estaba el negocio de José Mazzuco, consignatario de ganado y cereales".

Ahora, en la esquina donde estaba Mazzuco hay otro bar, que se llama como el último destino del viejo ferrocarril provincial: Mirapampa. Al lado de éste hay otro más. En los últimos años, la juventud empezó a poblar, por las noches, el barrio.

"La reactivación del barrio es, en parte, gracias al trabajo del Centro Cultural", dijo Marín, y Beatriz asintió. La vieja estación provincial se poblaba, poco a poco, esa tarde. En una habitación contigua, alguien tocaba el violín. "Es mi novio", dijo Guadalupe García, a cargo del teatro comunitario.

En otra sala, unas chicas acomodaban la biblioteca, que se inaugurará en septiembre. En el fondo de un corredor que olía a piso recién lustrado hay otra habitación; allí, unas vecinas participaban del taller de tejido. No había murgas ni grupos de percusión: era la hora de la siesta.

"La idea es recuperar la estación como espacio público. Para eso, hacemos actividades culturales. Todavía no obtuvimos el permiso de uso. La municipalidad nos dio un cartel, que colocaron afuera, pero no aportó dinero para refaccionarla. Todo lo que ves lo hicimos nosotros -dijo Juan-. Pero falta mucho. Mirá ese agujero en el techo."

El muchacho agregó: "Para solventar los gastos y reparar el edificio dictamos cursos y hacemos actividades nocturnas. Vienen a tocar bandas y el dinero de la barra queda para el Centro Cultural. La historia viva del barrio es esta estación".

Por Ramiro Sagasti
De la Corresponsalía La Plata

Acceso: http://www.estacionprovincial.com.ar



julio 04, 2007

OTTO-RAÚL GONZÁLEZ (in memoriam)


TESTIMONIO DE RAQUEL HUERTA-NAVA



Otto-Raúl González. Ciudad de Guatemala 1921- 2007 Ciudad de México.

Nuestro querido poeta guatemalteco-mexicano Otto-Raúl González se encuentra ahora en El Peuqueñal, el país de su invención para los oficios poéticos, al lado de su Miguel Angel Asturias, de mi padre, Efraín Huerta, de Margarita Paz Paredes y de todos los amigos poetas que quiso en vida. Tal vez alli se le encargue el nombrar a los colores y a los elementos y aspectos de la vida que tanto amó.

Falleció el sábado 23 de junio en compañía de su esposa Haydeé y de sus cinco hijos rodeado del amor que sembró y que ahora nos lega con su inmortal obra. Descanse en paz el amigo, el poeta, el maestro.

Raquel Huerta-Nava


Oigo el rumor de los cipreses en las noches de luna
y pienso en las mil y una lunas adorables
que todos hemos tenido alguna vez en nuestras vidas,
distingo las voces quedas de la melancolía
y los murmullos con que la nostalgia me frecuenta.
Voces palpables, voces inefables, voces adorables
de la añoranza por lo que se fue o no fue y sigue siendo;
los murmullos que en mi oído suspiran vivencias agotadas
vasos donde conservo risas y sonrisas, ternuras y ademanes.
Oigo los forcejeos del viento con las viejas cortezas
de los árboles donde grabé los nombres de mis novias
enlazados al mío en medio de ígneos corazones,
vano intento de ciclones que terminan por arrancar de cuajo
aquellos esbeltos y altivos troncos de mi adolescencia.
Oigo el rumor de las olas de ya lejanas playas
y en mi mente aparecen manos que junto con las mías
tratan de atrapar al crepúsculo para ungir con sus aceites
la piel de nuestros cuerpos jadeantes y lascivos.
Cipreses y murmullos, cortezas y crepúsculos
(no es por nada) pero a mí me hacen siempre los mandados.

Otto-Raúl González
(Del libro: Voces)

Para comunicarse con la familia del poeta: laurotot@hotmail.com
Emiliano Zapata 8
Col. Unidad San Esteban
53550 Naucalpan
Estado de México
Teléfono y fax: 55762145

No temas amar demasiado.
Nunca se te agotará
el amor.


julio 01, 2007

POBLACIÓN: La clave está en las ciudades pequeñas

Por Patricia Grogg

SAN SALVADOR (IPS) Más de la mitad de los terrícolas vivirán en ciudades el año próximo. Los gobiernos deben adecuar ahora sus estrategias para asegurar que ese crecimiento urbano tenga un impacto positivo, advierte el informe sobre el Estado de la Población Mundial 2007.

Al contrario de lo que podría creerse, las megaciudades, de 10 millones de habitantes o más, crecen más lentamente e incluso algunas de ellas pierden más población de la que ganan. La explosión demográfica en las próximas décadas se registrará en las urbes pequeñas, de 500.000 habitantes o menos, donde ya vive más de la mitad de la población urbana del mundo.

Alentar las actividades económicas de los pobres, utilizar satélites y datos demográficos para alentar o desalentar futuros asentamientos, aplicar criterios ambientales para el trazado de calles, sistemas de transportes y servicios de saneamiento son algunas recomendaciones del informe divulgado este miércoles en varias capitales del planeta.

Para el sociólogo George Martine, investigador y autor principal del informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la urbanización acelerada es un fenómeno inevitable y no necesariamente negativo, sino que ofrece oportunidades que habría que saber aprovechar.

"Es necesario redefinir y enfatizar la capacidad de prever y actuar frente al futuro", comentó a IPS el experto canadiense, durante un taller para periodistas organizado por el UNFPA en la capital salvadoreña, en el cual se dio a conocer el documento, embargado hasta este miércoles 27 de junio.

El informe señala que en 2008, más de la mitad de la población mundial, 3.300 millones de personas, vivirán en zonas urbanas. Esa cantidad se elevará en 2030 a 4.900 millones de seres humanos, de los cuales 80 por ciento se concentrarán en países en desarrollo y una gran proporción estará constituida por personas pobres.

De acuerdo al estudio, la mayor parte del crecimiento urbano será consecuencia del aumento natural o vegetativo y no de la migración, lo que hace inoperantes los controles adoptados por algunos países para desalentar el éxodo desde el campo hacia las áreas urbanas.

Para los expertos, no es difícil imaginar cómo será la vida en las urbes pequeñas con el doble o más de habitantes, sin las previsiones del caso en materia de servicios, vivienda, espacios públicos y otros.

"La situación será bastante parecida al caos que ya estamos viviendo en estos momentos, donde el crecimiento de la población urbana está sobrepasando la capacidad de la infraestructura existente", comentó a IPS Arie Hoekman, representante del UNFPA en México y director para Cuba y República Dominicana.

A su vez, Martine insistió en que es imprescindible actuar para prever las necesidades, especialmente de los pobres, quienes terminarán de lo contrario viviendo en "los peores lugares posibles" y sin acceso a lo que la ciudad puede ofrecer, condicionando una mayor exclusión social.
"La población seguirá creciendo, y la incapacidad de los políticos de reconocer eso y de actuar de una forma más apropiada y a largo plazo para hacer frente al problema de una forma mas eficaz es lo que nos preocupa", señaló el experto.

El informe subraya que las decisiones que se adopten hoy en las ciudades de todo el mundo en desarrollo conformarán no sólo sus propios destinos, sino también el futuro social y ambiental de la humanidad.

"El próximo milenio urbano puede tornar más manejable la pobreza, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, o puede agravarlas exponencialmente. Desde esta perspectiva, todas las medidas que se adopten para abordar los retos y oportunidades de la transición urbana deben estar imbuidas de un sentido de urgencia", agrega.

Esos enfoques "deberían aprovechar, en lugar de desalentar, las actividades de los pobres, tanto las iniciativas individuales como las de sus organizaciones, para obtener viviendas y medios de vida más seguros, saludables y beneficiosos en los centros urbanos", indica.

Asimismo, las instituciones internacionales pueden indicar una mejor manera de reducir las tasas de crecimiento urbano, que dé a los encargados de formular políticas más tiempo para abordar los problemas urbanos.

Actualmente, en los países en desarrollo el crecimiento natural de la población "puede abordarse mejor mediante la reducción de la pobreza, la promoción de los derechos de la mujer y la provisión de mejores servicios de salud reproductiva", considera el informe.

El UNFPA considera que los responsables de políticas públicas necesitan aceptar el crecimiento urbano como un posible aliado en las tareas de desarrollo y señala que las ciudades están en mejores condiciones de ofrecer educación y servicios de salud, entre otros, debido a las economías de escala y de proximidad. Pero esas opciones no siempre se materializan debido a la deficiente gobernabilidad y las decisiones impulsadas por actitudes negativas frente a la urbanización y el crecimiento urbano.

"La competencia económica está cada vez más globalizada y las ciudades están en mejores condiciones de aprovechar las oportunidades de la globalización y de generar empleos e ingresos para un mayor número de personas", considera el informe al enumerar las ventajas que ofrecen las zonas urbanas.

El crecimiento urbano, en su mayor parte, ocurre en ciudades de tamaño pequeño y mediano, que tienen mayor flexibilidad para hacer frente al rápido crecimiento, pero menos recursos. "Por consiguiente, es necesario hacer más hincapié en ayudar a esas ciudades a crecer de forma sostenible", recomienda.

Entre las medidas de política para reducir el costo social y ambiental de la expansión urbana, el informe señala que datos demográficos e imágenes obtenidas por satélite pueden ayudar a los encargados de formular políticas a determinar cuáles son las zonas en que deben promoverse o evitarse los futuros asentamientos.

Además, se debe orientar con criterios ambientales y demográficos el trazado de calles, transportes públicos, abastecimiento de energía y de agua, puesto que ello contribuye a determinar la dirección en que crecen las ciudades.

También estima que la información sobre la ubicación, gravedad y frecuencia de los riesgos ambientales es un instrumento básico de planificación para cualquier ciudad y recuerda que los asentamientos urbanos informales son los más vulnerables ante eventos como inundaciones, terremotos y deslizamientos de tierra.

El informe aconseja, además, planificar para crear parques y vías peatonales, porque son espacios abiertos que contribuyen al bienestar individual y al buen estado físico de las personas y también "pueden promover la equidad en importantes aspectos de las vida urbana". (FIN)